martes, 30 de junio de 2015

ONE SHOT


No puedo esperar más.

Hoy tengo la agenda repleta de cosas; reunión en una hora, consejo con el jefe del bufete a las tres… y por si no fuera poco, tengo miles de casos nuevos que revisar, por no hablar de todas las llamadas que tengo por hacer.

Pero… hoy todo me da igual.

¿Sabéis esa sensación en el estómago que os impide pensar en nada más?

Los correos, mañana, seguirán ahí, y las tareas por hacer también, así que apago el ordenador. Trato de ordenar los papeles que tengo esparcidos por mi mesa, devuelvo los bolígrafos a su sitio, y me levanto de la incómoda silla de mi despacho. Me recoloco la falda del traje bien, y salgo de puntillas de la oficina intentando que nadie me vea.

Resoplo, ya en la calle. El calor de primeros de mayo me ahoga, y me deshago de la americana. Camino decidida hasta mi viejo Seat, y conduzco, aborrecida por el tráfico, hasta el centro comercial.

Me siento como una de esas señoras que salen cada 7 de Enero en los telediarios, corriendo para coger las primeras “gangas” de las rebajas. Todavía no han abierto, y espero impaciente, a que uno de los guardias, tan puntual, abra las puertas.

Creo que jamás he corrido tanto en mi vida. No siento las piernas. Y para colmo, las escaleras mecánicas, que podrían facilitarme la subida, no funcionan. Llego arriba agotada, pero por fin veo la sección de música. Allí está la dependienta colocando con gracia las primeras hornadas de Tanto. Sin pudor a que me vea alguien, avanzo deprisa hasta los estantes, y tomo uno de los discos, ante la atenta mirada de la encargada. Lo abrazo contra el pecho y respiro, tras haberlo pagado.

Por fin es mío. —Ni que fuera él—

El agua fría de la bañera de mi casa me acoge maravillosamente. Mi cuerpo, ardoroso tras tanto trajín, agradece el cambio de temperatura, y mi cuerpo se relaja al instante. Las primeras canciones del disco inundan la habitación, y pronto lo hará el agua si no la paro. Vuelvo a recostarme en la bañera y tomo un sorbo de una copa que he llenado con un Pinot Noir de la tierra que me regaló mi hermano.

La vi llegar con andares de diva

Y pude ver que en los años y en seducción me vencía

Se acercó a mí observando mi cara

Y no pude evitarlo

Mis piernas y manos temblaban



Sonrío recordando aquél día. Ni yo misma lo hubiera contado tan bien…

—Y él es…?

—Yo-yo soy Pablo, Pablo Mo-Moreno.—Sonrío maliciosamente. Sé perfectamente quién es, pero me gusta hacerme la interesante. Parece nervioso. Desvío la mirada a mi falda, no vaya a ser que se haya subido, y sea la culpable de la tartamudez del muchacho. Es solo un crío.  

Parece que no.

Vuelvo a dirigirme a la mujer que le acompaña, una de sus agentes.

—Bien, ¿entonces él es mi cliente, verdad?—ella asiente segura y les hago un gesto para que tomen asiento.

La reunión transcurre tranquila, por lo menos para mí. Él parece que se ha comido una bandeja entera de flanes, porque no ha parado de mover las piernas, nervioso, desde que llegó. Apenas habla, y si lo hace, procura no mirarme.

Su agente sale para atender una llamada, y empiezo el juego. Me levanto sin atender a mi falda. Camino decidida hasta la máquina de fotocopias, a su lado. Introduzco el papel en la bandeja, y me giro hacia él. Ahora sí que me mira.

—Así que… cantante—murmuro haciéndome la tonta. —Él asiente repetidas veces. Sigue callado. —¿Y qué cantas?

—Pu-pues no sé si has escuchado la canción de “Solamente tú”… últimamente suena mucho en..

—Ah, sí, sí—le corto. —Así que tú eres el muchacho del tú y tú…—murmuro volviendo a mi sitio. Vuelve a asentir, y su agente entra por la puerta.

La reunión no se alarga demasiado. Reviso las últimas cláusulas del contrato, y les explico que deberán volver, porque tengo que consultar algunos puntos. Me levanto para acompañarles a la salida. Me tiende la mano, y deslizo mis dedos entre los suyos a modo de caricia. No deja de mirarme, hasta que desaparece por la puerta. Esos ojos me vuelven loca.

Estoy agotada. Son más de las nueve de la noche. Debería haber salido hace horas. Recojo mis cosas, y salgo en dirección al pub de enfrente, a ahogar mis penas.

—Un Cosmopolitan, Alberto, por favor.

Me acomodo en el taburete, y no tardo en encontrar la copa frente a mí. El primer sorbo me sabe a gloria, y más al sentir, de nuevo, su mirada en mí. Está en la puerta. Sonríe, y avanza hasta mí. Su actitud ahora se me antoja diferente. Más seguro quizás.

—¿Puedo agradecerte lo de antes?—me dice pícaro. Mi diosa interior se revuelve y me pide a gritos que me lance a su boca para que no pueda hablar más.

Pide un gin tonic, y acerca el taburete, sentándose a mi lado.

—Así que abogada…

—La mejor de la ciudad.

—Lo sé. Por eso he venido a verte—sonrío al oírle.

—Nunca había tenido a un cliente cantante.

—Y yo nunca había tenido una abogada tan… —vuelvo a sonreír. Me recorre el cuerpo con la mirada. La falda no sé dónde estará, pero ahora es lo que menos me importa.

Toma de golpe su copa, y me mira lujurioso.

—Así que te quedan un par de puntos que revisar… del contrato—enfatiza.

—Ahá…

—Pues si te parece puedo ayudarte a revisarlo…—no aguanto más. Me levanto dejando mi Cosmopolitan a medias, y camino, seguida por él hasta la oficina. Suerte que no hay nadie, y suerte también que tengo las llaves.

Antes de que pueda abrir tengo su cuerpo pegado al mío. Siento su aliento en mi cuello y el calor sigue subiendo por mi cuerpo. Me deshago de sus labios como puedo, y cierro la puerta, entregándome al peligro.

Sus manos me rodean, me besa con vehemencia, sin medida. Camino a ciegas hasta mi despacho, y me empuja con fuerza hasta la pared. Enrosco mis piernas en su cuerpo y me dejo llevar por sus manos y por su boca.

Consigo quitarle esa camisa blanca que tanto me provoca, y deslizo mis manos por su pecho. Me quito la pinza y dejo que mi pelo revolotee a su antojo. Vuelve a tomarme con fuerza, me tiende sobre la mesa con cuidado, y me rindo a él.



6 comentarios:

  1. Mi diosa interior ama tu forma de escribir! ������ jejejeje

    ResponderEliminar
  2. OMG volviste con fuerzaaaa!
    Me encantó Nai, no te demores tanto en seguir.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Y esta nueva Nai? �� Que pasada!
    sigo con la boca abierta jajaja
    gracias por volver
    un beso ��

    ResponderEliminar
  4. Estoy llorando fuertemente... Te acabo de escribir un comentario y se ha borrado jajajaj.
    Ya sabes cómo echo de menos los ratitos leyendote por aquí y lo mucho que me haces disfrutar.
    Haces magia juntando palabras en cada línea... Gracias por hacerme sentir tan bien.
    A día de hoy sé que un día pisé tu blog por casualidad por todo lo que ha ido pasando después... Y que en Febrero iré a Barcelona por un motivo maravilloso.
    Todo esfuerzo merece su recompensa, los sueños se cumplen y al final todo saldrá bien...
    Te adoro!!!

    ResponderEliminar
  5. Me gusta mucho mucho :D
    Bisous
    Helen

    ResponderEliminar
  6. Está increíble!!
    Ojala pronto podamos seguir leyéndola,saludos desde México

    ResponderEliminar